El viernes decidimos pasar, mi partner español y yo, el fin de semana en Cavalese. Pueblo en el que vive la familia de mi compañero de piso italiano Andrea. Es un pueblo situado en el Val di Femme, de 3600 habitantes y a una hora aproximada de Trento. Allí se encuentra un complejo de esquí de más de 100 kilómetros, que se extiende hasta Obereggen.
Y nos fuimos para allá el sábado por la mañana para aprovechar el día de esquí, con madrugón incluido, por supuesto. Por la noche se celebraba el cumpleaños de un amigo de Andrea, en un restaurante alquilado para la ocasión en medio de la estación de esquí. Y cenamos platos típicos y después unos cubatas de ron dominicano. Por la mañana siguiente, habiendo dormido poco, y con una hora menos en el reloj nos volvimos a subir a esquiar. Pero sin muchas ganas, ciertamente: paramos a ver la carrera de motos (triunfo español sobre el italiano), hicimos piruetas y demás.
Y luego, después de la ducha, la madre de Andrea nos preparó una cena de Estrella Michelín: de primer plato carbonara (en mi honor) y una empanada de quesos; y de segundo lentejas (en honor al asturiano), pollo, ensalada de mariscos y carpaccio de ciervo. Ojo.
Llegamos aquí sobre las 10 de la noche de ayer, y curiosamente una vecina estaba "tirando" unos muebles supuestamente viejos. Conclusión: ahora tenemos dos sillas, una mesilla y un sillón más en nuestra casa.
