El fin de semana anterior decidimos, como siempre, de improvisto, irnos a pasar un par de días a Praga, pasando luego a la vuelta por Munich y estar allí el domingo entero. Así fue, en dos coches nos fuimos a la República Checa.
Seis horas de viaje (en verdad ocho), mucho sueño y carretera. Nos hizo buen tiempo, pese a las previsiones catastrofistas victorianas y nos lo pasamos en grande. Es una ciudad muy bonita que hay que saber observar. Tuvimos la colaboración del tío de Alba, una de las viajantes, en la que nos hizo de guía por una tarde, bastante interesante por cierto. El apartamento era una bohardilla con muy buena localización y vistas. Por lo demás como siempre, mucho pateo por la ciudad, visitas a El castillo de Praga, Malá Strana (Ciudad pequeña) , la Ciudad Vieja (con su preciosa plaza y su legendario reloj), el barrio judío, la catedral de San Vito, El Palacio Real de Praga, el barrio Judio, la Plaza de Wenceslao, la discoteca más grande de Europa Central, cervezas por 80 centimos (20 coronas checas), futbolín, otra cheeseburger, Ron Beethoven no!, suizas, etc...
A la vuelta, un poco cansados, pasamos por Munich y pasamos el día paseando por sus calles. Me parece una ciudad preciosa y muy tranquila para vivir, la cual hay que verla con calma, eso es cierto.
En fin, unas foticos...